Invisible:
Portada de la novela.
― Esto a la mesa de dentro, la de la esquina ―dijo
mientras me daba la vuelta―. ¡La de la mujer que parece una bruja! ―gritó.
Me volví hacia él de nuevo totalmente asombrada de que
hubiese gritado aquello sin pararse a pensar ni un sólo instante en las
consecuencias de dicho comentario. El rostro de Alex no cambió.
― Pareces asustada… ―murmuró la voz.
― ¿No… no te parece que tengo motivos para estarlo? ―dije
en un susurro apenas audible.
― ¿Y crees que yo no lo estoy? ¿Quién es aquí el chico
invisible?
Noté la presión de sus
manos encima de mis hombros. Luego su aliento cerca de mi mejilla y finalmente
sus labios sobre la piel. Me quedé helada por un segundo.
―
Si alguien llegara a dibujarme nunca así… creo que me asustaría un poco. ―
Extrañada, alcé la cabeza para mirar a Aina.
― ¿Por qué? ―ella se encogió de
hombros y pasó por mi lado para coger sus cosas.
― Porque sea quien sea el
que te ha dibujado, Eris, ve dentro de ti. Creo que ve incluso cosas que ni tú
misma podrías llegar a ver jamás…
Con cuidado dejé el cascanueces dentro de la caja otra
vez y la deposité encima de la mesa con más cuidado aún. Luego me tiré encima
de mi hermano para darle un fuerte abrazo ―y esto último sin ningún cuidado, ¡por
supuesto!―.
Mis palabras se evaporaron como el agua en pleno
agosto. Ese “aburrida” había vibrado sobre mis labios. No me
había dado cuenta de lo cerca que estábamos, ni tampoco que había vuelto la
cabeza hacia él. Como no podía verle, no me había dado cuenta de que, en
realidad, Dylan estaba encima de mí a escasos centímetros de mi rostro. Era extraño
percatarse de algo tan evidente.
― Eris… ―Su voz apenada me obligó a alzar el rostro―. Perdóname.
―Me reí, los nervios me obligaron.
― No. Dyl, no ha sido culpa tuya. No tengo que perdonarte
na…―Pero Dylan no había terminado.
Se
acercó a mí mientras seguía avergonzada. Alzó un poco más mi rostro con
delicadeza y posó sus labios sobre los míos.
Todo mi cabello, junto con el flequillo, era un revoltijo de rizos
dorados a la par que castaños. Sacudí la cabeza un par de veces y me sequé la
cara con la misma toalla eliminando los restos de gotitas de agua.
― ¿Te sientes mejor?
―me preguntó desde el umbral de la puerta.
― No ―contesté sin molestarme a
aparentar estar bien como habría hecho tiempo atrás―. Pero como tampoco
importa…
Edahi me empujó hacia fuera sin
separarse de mí. Dirigí una pequeña mirada hacia el hombre y le dediqué una
última sonrisa sin saber muy bien por qué.
― Mmm… sí, es posible que logre
salvar su alma… Su sonrisa… ―y ensanchó la suya de un modo extraño―. …es
sincera.
Llega un momento en la vida que no puedes tocar más fondo. Así que lo
único que puedes hacer es subir.
Dylan/Edahi
Estaba a punto de añadir; perdóname. Pero eso no serviría de nada.
No quería que me perdonara por amarla. Yo no lo lamentaba en absoluto.
Amar
a Eris había sido el mejor error que había cometido en toda mi vida.
La novela Invisible puedes encontrarla en wattpad completa.